- 01. Naturalezas idealizadas. Siglos XVII y XVIII
- 02. Paisaje norteamericano del siglo XIX
- 03. Entre el romanticismo y el realismo: el paisaje español
- 04. La renovación del paisaje en Francia
- 05. La herencia del impresionismo
Paraísos y paisajes en la Colección Carmen Thyssen de Brueghel a Gauguin
31 de marzo - 7 de octubre de 2012Un huerto bajo la iglesia de Bihorel, 1884
Óleo sobre lienzo, 65,5 x 46 cm CTB.1992.6Gauguin se trasladó a Ruan junto con su mujer y cuatro de sus cinco hijos en el mes de enero del año 1884. Después de haber dejado su trabajo en la bolsa de París, tomó la trascendental decisión de dedicarse por completo a la pintura. Durante su época relativamente próspera de París adquirió una magnífica colección de cuadros de arte «moderno», entre los que figuraban obras de Manet, Degas, Monet, Sisley, Renoir y especialmente de Cézanne, Guillaumin y Pissarro. Como contrapartida, fue invitado a participar junto con los impresionistas en las exposiciones que celebraron entre los años 1879 y 1882. Pissarro fue consejero y guía de Gauguin en sus primeros pasos: los dos amigos pintaban juntos a menudo y cuando estaban separados se escribían con regularidad. Nuestro conocimiento sobre la estancia de Gauguin en Ruan desde enero a noviembre de 1884 se basa sobre todo en las cartas que el pintor envió a Pissarro.
La zona de la ciudad de Ruan donde vivió Gauguin fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Un huerto bajo la iglesia de Bihorel es uno de los tres lienzos que muestra lo que debió de haber sido el huerto de la casa que el pintor alquiló y en el que aparecen sus hijos jugando. Sobre ellos, en lo alto de una empinada colina, vemos la iglesia de Notre-Dame-des-Anges.
No es una pintura grande; pero, a decir verdad, pocos de los aproximadamente treinta cuadros que Gauguin pintó durante su estancia en Ruan lo fueron. Estilísticamente la imagen que se representa recuerda el huerto cerrado del jardín que Pissarro pintó en los cuadros de su etapa en Pontoise y que Gauguin debió de conocer muy bien. Pero Gauguin también había estudiado a fondo la obra de Cézanne: el árbol escasamente convencional, sin duda el eje de la composición, así como el recuerdo de la pincelada formalista que se ha dado en denominar pincelada constructiva, así parecen atestiguarlo. Para ser exacto también debería señalarse la influencia de Guillaumin, con quien Gauguin mantuvo relaciones cordiales durante la década de los años 1880.
Ronald Pickvance