Vista de Venecia
Antonio María Reyna Manescau

Vista de Venecia

s.f.
  • Óleo sobre lienzo

    34,5 x 74 cm

    CTB.1995.84

  • © Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga

El contraste entre la zona oscura del primer término a la izquierda (barcas y velas) y la luminosa de la lejanía, en cuanto recurso que acentúa la profundidad, se refuerza con la oposición entre las verticales de ese mismo lateral izquierdo y el horizonte de ese bello perfil costero, puntuado por los campanarios venecianos (tan característicos como las ingrávidas cúpulas) o los desnudos palos del velero de la derecha. La calidez cromática del arrebol vespertino, reflejado éste quizás un tanto esquemáticamente en las aguas de la mitad derecha del lienzo, se acompasa igualmente con el colorido grato de las carnaciones de los niños que se bañan en primer término.

La obra forma parte de una amplia serie de vistas de Venecia que el pintor ejecuta cuando, tras su traslado a Roma como pensionado de la Diputación malagueña en 1882, marcha a la ciudad de los canales hacia 1885, fecha en que remite una vista del Gran Canal, aunque, al parecer, su residencia habitual estuvo en la capital italiana y lo que hacía era viajar frecuentemente a la de la laguna. Ello no obsta para que en esta última se le cite frecuentando la colonia española y acudiendo con asiduidad al café Florián y al palacio Martinengo della Palle, residencia de Cecilia Madrazo, viuda de Fortuny. Perteneciendo a este grupo, las vistas de la ciudad ejecutadas por Reyna participan de esa luminosa limpidez que caracteriza a las del más asiduo a la ciudad de la laguna, Martín Rico y Ortega. También es cierto que algunas de sus vistas arquitectónicas venecianas podían ser escenas de la ciudad con personajes ataviados a la moda dieciochesca, pero se trata sobre todo de vedute de perspectivas con localizaciones pintorescas o bien de edificaciones con elementos arquitectónicos típicos de la ciudad, y que en ocasiones repite abundantemente en descaradas réplicas de mínimas –o mejor, minúsculas– variantes. Las vistas son casi siempre de pequeño formato para las ubicaciones características de la ciudad, pero siempre conseguidas con gran soltura de pincelada y una correcta atmósfera.

Esteban Casado