La Colección crece
Nuevas adquisiciones
11 abril 2014 - 8 junio 2014
Sala Noble
Obras de estilo y cronología diversa contribuyen a incrementar la Colección del Museo Carmen Thyssen con aportaciones temáticas tan significativas como el orientalismo, el retrato o el desnudo.
La obra de Vicente Palmaroli, pintor preciosista y ecléctico, está influida por la demanda de la burguesía, especialmente la parisina. Encontró el éxito entre un público entregado a su dibujo preciso y ejecución virtuosa. En Al escondite desarrolla una escena ambientada en una fascinante arquitectura árabe, donde el recuerdo de los palacios de la Alhambra está claramente presente. En este espacio, figuras vestidas al estilo del siglo XVIII se divierten en un juego trivial.
Adentrándonos en la producción realizada durante los primeros años del siglo XX, se muestran obras en las que la influencia de la pintura levantina, y en especial de Sorolla, es evidente. Esta vertiente queda acreditada con la presencia de dos discípulos suyos, Manuel Benedito y Julio Vila y Prades. Ambos se incorporan por vez primera a la Colección del Museo Carmen Thyssen.
Manuel Benedito fue un excelente retratista y El niño de la gallina es uno de los mejores ejemplos de su fiel realismo. Vila y Prades, prestigioso pintor en vida, realizó Valencianos, una réplica de la exultante obra Retratos de Elena y María con trajes valencianos antiguos, de Joaquín Sorolla. Tanto Benedito como Vila y Prades sintieron una gran admiración por su maestro y de él recogieron el sentido de la luz y del color.
Gonzalo Bilbao, pintor tradicional en la temática, introdujo en su obra una cierta innovación del lenguaje plástico. En sus paisajes, inspirados por el regionalismo pictórico, supo captar la luz con una pincelada suelta y vibrante. Su pintura gozó de una importante consideración pública, por ello no es extraño que tuviera seguidores de su personal estilo de rico colorido.
José Bardasano realizó una importante labor de propaganda republicana a través del taller «La Gallofa», fundado en 1936, en plena Guerra Civil. Internado en un campo de concentración tras la guerra, pudo huir a México, donde su obra fue muy apreciada por la burguesía y donde participó, entre otras actividades, en la fundación del Círculo de Bellas Artes.
Evaristo Valle es una de las figuras más interesantes de la generación de pintores asturianos de fin de siglo. En 1883 su familia se trasladó a Puerto Rico, donde comenzó a pintar. En París completó su formación y allí coincidió con Aurelio Arteta, Anselmo Miguel Nieto o Ignacio Zuloaga. Valle cultivó ciertos temas en forma de series, entre ellos los palcos, carnavales, temática social y el retrato.