Julio Romero
de Torres

Entre el mito y la tradición

27 de abril - 8 de septiembre de 2013
Julio Romero de Torres

Las hermanas de Santa Marina, 1915

Fundación Caja Rural de Córdoba
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Julio Romero de Torres

Las hermanas de Santa Marina, 1915

Fundación Caja Rural de Córdoba

La exposición Julio Romero de Torres. Entre el mito y la tradición presenta un recorrido por la obra de uno de los pintores más populares de la historiografía española, a la vez que pretende reflexionar sobre su trayectoria creativa a través de diversos capítulos dedicados a los temas más recurrentes de su producción.

Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) es uno de los artistas españoles más reconocidos durante el periodo conocido como fin de siglo, llegando a ser considerado el maestro absoluto del simbolismo andaluz. Su obra se ha asociado, durante mucho tiempo, a corrientes pictóricas populares y folclóricas españolas, pero su producción posee verdadera identidad propia, pasando de ser un mero tópico a considerarse una corriente estética propia del simbolismo.

Residió a caballo entre Córdoba y Madrid, y fue en la capital donde comenzó la difusión de su obra gracias a su amistad con importantes artistas y literatos de la época, principalmente con Ramón María del Valle-Inclán. El escritor se convirtió en su mentor, y gracias a la difusión de sus ideas estéticas, así como los textos que realizó sobre el pintor, Romero de Torres consiguió el reconocimiento definitivo.

La exposición se compone de varias secciones organizadas desde un punto de vista temático, dentro de las cuales también queda patente la evolución estilística del pintor. Vinculado desde pequeño al Museo de Pinturas de Córdoba –cuyo padre era Conservador del mismo a la vez que pintor–, la formación de Julio Romero de Torres estuvo ligada tanto a la influencia paterna y a la pinacoteca cordobesa como a las aulas de la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Música. Durante lo que se considera la primera etapa de su producción, cultivó una pintura de carácter luminista vinculada a la estética de raíz impresionista. Pero fue a partir de un viaje a Italia en 1908 cuando su trayectoria experimentó un giro definitivo, consolidando un estilo propio que identifica su pintura. Desde este momento, sus composiciones se caracterizarán por poseer una gran carga simbólica, así como plasmar constantemente el concepto de dualidad, cuyo objetivo reside en representar la simbiosis existente entre dos extremos morales.