Museo Carmen Thyssen

Programa:

I Parte
J.C. Arriaga Cuarteto de Cuerda n°3 en Mi b Mayor
I Allegro. II Andantino/Pastorale. III Menuetto. IV Presto agitato

II Parte
G. Verdi Cuarteto de Cuerda
I Allegro. II Andantino. III Prestissimo. IV Scherzo/Fuga

*150 años del único cuarteto del compositor

Juan Crisóstomo de Arriaga
Artista precoz, a los once años frecuenta las sociedades musicales y empieza a componer. En septiembre de 1821, es enviado a París para perfeccionar sus estudios de violín con P. Baillot y de contrapunto con L. Cherubini. Es en esta etapa parisina, donde vería la luz su serie de Tres Cuartetos (1824-25), dedicados a su padre, organista y principal impulsor de su carrera, y considerados como la parte más destacada de su obra. En ellos se pueden encontrar reminiscencias de temas populares vascos y zortzicos en una atmósfera entre el clasicismo ortodoxo y el primer romanticismo. El 17 de enero moría prematuramente en París, a causa de una dolencia pulmonar, siendo uno de los compositores españoles más brillantes. Su obra permaneció desconocida hasta finales del siglo XIX.

Giuseppe Verdi
El Cuarteto en Mi menor fue compuesto en 1873, dos años después del estreno de la ópera Aida. Al principio, Verdi no pensó en publicar la partitura de su cuarteto, pero cambió de opinión después del éxito de su estreno en París el 1 de junio de 1876, editándola en septiembre de ese mismo año simultáneamente Ricordi en Milán y Escudier en París. La obra, que evidencia el absoluto dominio de las formas clásicas por parte del maestro, así como su notorio sentido melódico y rítmico, es probablemente la única obra de cámara de un autor italiano que se ha mantenido en el repertorio. Cuando terminó la partitura, Verdi exclamó: “No sé si mi cuarteto es bueno o malo, pero sé lo que es un cuarteto”. El “Allegro” inicial está estructurado en forma sonata, el segundo movimiento, “Andantino con eleganza”, es una refinada mazurca. La vena operística de Verdi se aprecia en el “Prestissimo”, un scherzo con ecos de Il Trovatore, y en la melodía del violonchelo su acompañamiento de vals. El último movimiento está calificado como “Scherzo-Fuga” pero más que un ejercicio académico, es el clímax de una obra donde domina el contrapunto.