Acción cultural
Se hizo carne. Un ensayo audio-virtual sobre la presencia
From February 08 to March 06, 2022-
En un momento en que la realidad virtual se aproxima como soporte cotidiano de nuestras vidas, Se hizo carne es un proyecto de creación con artistas de Málaga y en colaboración con el Área de Educación y Acción cultural MCTM para, desde la nostalgia de los sentidos, activar preguntas sobre la presencia.
Dirección creativa: Ernesto Artillo
Ambiente sonoro: Susana Hernández
Arte 3D: Alberto Martínez
Desarrollo técnico: VREstudio
En colaboración con el Área de Educación y Acción cultural MCTM -
Days and times:
Del 8 de febrero al 6 de marzo de 2022
Lugar:
Sala Noble -
Price:
Acceso mediante pase horario con la entrada del Museo
Se hizo carne es una experiencia en la que el usuario accede a un mundo virtual onírico: los sentidos se activan y desactivan mientras se avanza hacia un lugar indefinido que acabará siendo real y sorprendente.
La realidad virtual en la que desarrollamos gran parte de nuestra vida cotidiana avanza hacia un tipo de experiencia integral que tiende a sustituir la conexión sensorial con la realidad como presencia. A través de las plataformas de VR y su desarrollo en el Metaverso, seremos capaces de estar allí donde no estamos y de ver lo que no tenemos delante generando unas experiencias de interacción paralelas a la realidad tangible que, sin embargo, tendrán consecuencias en nuestra manera de entender lo que nos rodea y a nosotros mismos como parte de ella.
La habitabilidad de un mundo perfecto, onírico, diseñado por nosotros mismos en la realidad virtual es tan real como el empobrecimiento de los recursos naturales, la sobredosis del plástico en los mares, el distanciamiento del tacto en el mundo terrenal.
“Y dijo Dios a Moisés: Yo soy el que soy”
Esta respuesta de Dios al profeta, indefinida y al mismo tiempo completa, invita a reflexionar sobre nuestra propia identidad proponiéndonos un “ser nada o nadie” que cuestiona la lógica de la otra deidad contemporánea, Internet.
Este Ente todopoderoso que está en la nube, al que no vemos, pero en el que sí creemos, insiste en que nos definamos con la mayor precisión a través de algoritmos que nos convierten en moneda de cambio.
Un dios que, además, ya cuenta con su propio más allá, el Metaverso, lugar virtual dirigido al consumo en el que previsiblemente estamos llamados a pasar buena parte de nuestros días, sustituyendo la experiencia de la presencia tangible por el sucedáneo “presence platform”.