Artistas
Alfred Dehodencq
París, 1822 - París, 1882
Tras iniciar su formación artística en París, como discípulo de Léon Cogniet (1794-1880), Dehodencq mostró desde muy joven su afición por los países exóticos, realizando algún viaje a Argelia. Profundo admirador del romanticismo arrebatado de Géricault y Delacroix, debutó en el Salon de París de 1844 con los cuadros El Dante y Santa Cecilia, consiguiendo una tercera medalla en la edición de 1846 al presentar un retrato y el lienzo San Esteban conducido al suplicio. En 1849 viajó a España desde Barèges, donde se encontraba convaleciente de una herida de bala, y, a su paso por Madrid, quedó profundamente impresionado por el descubrimiento en el Museo del Prado de la pintura española del Siglo de Oro, y muy especialmente de Velázquez, pintando entonces el cuadro titulado Corrida de novillos en el Escorial de Abajo (Musée de Pau), su primera obra de tema español, que presentó a la Exposición de la Academia de San Fernando de 1850 y al Salon de París de ese mismo año.
Durante su estancia en Madrid entró en contacto con el duque de Montpensier, quien le acogió bajo su protección, marchando entonces a Sevilla en noviembre de 1850. Allí realizaría algunas de sus mejores obras para los Montpensier, entre las que destacan los dos lienzos pertenecientes hoy a la Colección de la baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza.
Desde España mandaría a París el cuadro Gitanos y gitanas a la vuelta de una fiesta en Andalucía, que sería premiado con otra tercera medalla en el Salon de 1853.
Casado con una gaditana en 1857, regresó a Francia en 1863, donde no logró el éxito alcanzado durante su estancia en España, si bien obtuvo una primera medalla en el Salon de 1865, por los cuadros titulados Una fiesta judía en Marruecos y La buenaventura, andaluces gitanos, así como el nombramiento de caballero de la Legión de Honor en 1870, participando ese año fuera de concurso.
Pintor de cuadros de tipos y escenas costumbristas, fue además destacado retratista y autor de numerosos lienzos y acuarelas de tema oriental ejecutados durante sus viajes a Marruecos, resaltando siempre el exotismo de los tipos y la sensualidad brillante y cálida del color, aprendida de Delacroix.
Su hijo, Edmond Dehodencq (1860-1887), fue también pintor.
José Luis Díez