Artistas
Alonso Miguel de Tovar
Higuera de la Sierra, 1678 - Madrid, 1758
Pintor de la escuela sevillana, ciudad a la que se trasladó en 1690 para formarse y donde inició su trayectoria artística. Su producción está muy vinculada a los temas religiosos, en los que muestra una clara influencia, y admiración, por la obra de Murillo, al que imitó con frecuencia, tanto en composiciones como en modelos, utilizando un lenguaje artístico delicado y elegante. También inició una relevante carrera como retratista en la ciudad hispalense desde los primeros años del siglo XVIII, que se consolidó especialmente con motivo de su vinculación al mundo cortesano. Fue llamado al palacio de La Granja en 1723, donde fue ayudante de Ranc en el taller real. Es probable que su llegada a la corte estuviera favorecida por su capacidad retratística y por su fama como imitador de Murillo, artista muy admirado por Isabel de Farnesio. Fue nombrado pintor de cámara en 1726, al ser elegido para ocupar la plaza vacante por fallecimiento del arquitecto Teodoro Ardemans. Regresó a Sevilla unos meses después del traslado de la corte a esta ciudad en 1729, y con ella volvió al palacio segoviano de La Granja cuatro años después. En las siguientes décadas desarrolló una intensa actividad, dedicada a la realización de obras religiosas y retratos, tanto de la familia real como de los miembros de la aristocracia cortesana, y murió en Madrid rodeado de cierto prestigio, aunque poco después cayó en el olvido.
Su formación en los ambientes artísticos de la ciudad hispalense y su vinculación posterior con la corte le permitieron conocer por un lado la tradición del barroco sevillano, protagonizado de manera significativa por el arte de Murillo, para después incorporar a su estilo las novedades aportadas por los pintores foráneos, especialmente franceses, que trabajaron para los borbones, como también sucedió con otros pintores sevillanos de la época, como Domingo Martínez y Bernardo Lorente Germán. Logró una interesante fusión estética de ambas fuentes formativas, gracias a su condición de artista versátil, con gran capacidad para adaptar su creatividad a la demanda y a las novedades de la época. Se puede considerar que su producción religiosa es una consecuencia de Murillo, aunque definió alguna novedad iconográfica, como la de la Divina Pastora, lo que le dio gran fama y popularidad en la Sevilla de principios del siglo XVIII, mientras que en los retratos muestra una clara evolución hacia un gusto más internacional, cercano al mundo francés y vinculado a la concepción de imágenes de aparato.
Trinidad de Antonio