Artistas

José Roldán

Sevilla, 1808 - 1871

  • Vendedor de flores

    c. 1864

Su nacimiento tuvo lugar en Sevilla en 1808, donde falleció en 1871. Su formación artística la realizó en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad donde fue un destacado alumno y, más tarde, profesor y director. En su madurez alcanzó numerosos reconocimientos como los nombramientos de académico de las Academias de Bellas Artes de Sevilla y San Fernando o el de miembro de la Comisión de Monumentos Artísticos de Sevilla. Fue aficionado a la fotografía, empleándola en la composición de algunos de sus cuadros.

Su estilo se caracteriza por un correcto uso del dibujo y un colorido suave proveniente del arte de Murillo, del que José Roldán fue un aventajado copista. En sus pinturas costumbristas se manifiestan influencias de José Domínguez Bécquer y de Antonio María Esquivel en sus retratos. Su repertorio pictórico fue muy amplio ya que, además de escenas costumbristas y retratos, realizó pintura religiosa, bodegones y miniaturas.

Muy intensa fue su dedicación al retrato, llegando a efigiar a toda su familia e incluso a él mismo en un Autorretrato, conservándose la mayoría de ellos aún en posesión de los descendientes del pintor. Retrató a numerosos miembros de la burguesía y nobleza local aunque sus mejores obras las consigue cuando sus modelos eran niños, a los que presenta con una especial gracia y desenvoltura, constándose en estas obras ciertos influjos de la pintura inglesa decimonónica. La obra maestra dentro de este grupo infantil, y de toda su producción retratística, es el Retrato de los niños Miguel, Matilde y Rafael Desmaisieres, fechado en 1855 y que se conserva en la colección del marqués de la Motilla. También sobresale entre sus retratos el de Don Ildefonso Núñez de Prado, de colección particular sevillana, en el que aparece a tamaño natural, sentado elegantemente y de cuerpo entero.

En su dedicación a la pintura costumbrista tenemos constancia de numerosas pinturas en la que los protagonistas son pilluelos, mendigos, labriegos, arrieros, castañeras, barquilleros o cazadores. La más conocida en este apartado es la titulada La Caridad, firmada en 1857 y que se conserva en el Palacio Real de Aranjuez. En ella se describe, con un tono un tanto melodramático, una escena de mendicidad de una madre con tres hijos a los que una elegante dama socorre con una limosna.

Una de las pinturas más conocidas de José Roldán, que se encuentra a medio camino entre la pintura costumbrista y la narración de un acontecimiento histórico, es La visita de Isabel II al Hospital de la Caridad, que se guarda en esta institución sevillana. Narra este acontecimiento acaecido en 1862 y presenta el momento en el que la soberana besa la mano del primer enfermo que se encuentra en la sala del hospital. En su séquito Roldán retrata a personajes como los duques de Montpensier o a Antonio María Claret.

Otras pinturas de José Roldán dentro de este género se encuentran repartidas en diferentes colecciones privadas sevillanas; el tratamiento que el pintor da a estos temas suele ser amable y sin una gran crítica social, a pesar de la multitud de personajes de muy humilde condición que las pueblan. Entre las más notorias de esta serie podemos citar La maja en un mesón, Descanso en el camino o Pilluelos jugando a los naipes; en esta última escena se evidencia notablemente la influencia de las pinturas de Murillo de temas similares. Dentro del costumbrismo podemos encuadrar varias obras que transcurren dentro de edificios religiosos, como el de Monjas mercedarias en el coro o Una iglesia durante una misa, donde se puede apreciar el interior de la iglesia del Hospital de la Caridad.

Se tiene constancia de que ocasionalmente José Roldán se dedicó a la práctica de bodegones, de los que se conservan un par de floreros en los que se advierte una gran capacidad para reflejar los efectos florales. En vida, fue también muy reconocido como pintor de miniaturas. De las numerosas obras de este tamaño que debió de ejecutar, sólo se conservan algunos retratos de su familia en mano de sus actuales herederos. Por referencias documentales conocemos que se dedicó también a la pintura religiosa, aunque no ha llegado ninguna a nuestros días, a excepción de las copias de las obras de Murillo.

Enrique Valdivieso