José Roldán
Vendedor de flores
c. 1864-
Óleo sobre lienzo
104 x 79 cm
CTB.2013.10
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© Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga
Muestra esta pintura las características de estilo, claras y definidas, del pintor sevillano de la época romántica José Roldán Martínez (1808-1871). Este artista prodigó de forma notable este tipo de obras en las que las figuras ocupan la mayor parte del lienzo y donde coloca siempre un fondo urbano indefinido que muestra el espíritu de la arquitectura popular sevillana a mediados del siglo XIX. En esta época la ciudad no había sufrido las intensas mutaciones urbanísticas que se dieron en los años tardíos del romanticismo coincidiendo con los últimos momentos del reinado de doña Isabel II.
En distintas colecciones privadas de Sevilla y sobre todo en poder de los distintos descendientes que han heredado su patrimonio, se conservan pinturas muy similares a esta que comentamos en las que sus protagonistas son gente de condición popular y donde el argumento escénico es sencillo y amable. En este caso, se nos muestra un episodio callejero protagonizado por un vendedor de flores que ofrece su mercancía a una bella joven. En estas circunstancias se suscita un amable coloquio entre ellos que produce un sentimiento propio de una escena galante, ya que el vendedor halaga con su palabra la hermosura de la joven, sin duda, comparando su belleza con la que emana de las flores que lleva en sus canastos. Por otra parte, la damisela no es ajena a la seducción que contiene la plática del apuesto vendedor puesto que le contempla con agrado y simpatía, recibiendo complacida los requiebros verbales que escucha.
En esta escena participa, sin que pueda precisarse su vinculación con el vendedor o la muchacha, la figura de un niño sentado en el suelo vestido con una camisa rota y desgarrada, que contempla el episodio callejero. Con respecto a este muchacho, se da la afortunada circunstancia de que, entre los dibujos que conserva uno de los herederos del pintor en Sevilla, se encuentra el estudio preparatorio para su figura, firmado y fechado por José Roldán en 1864, lo que nos permite atribuirle esta pintura con total seguridad.
Roldán repitió en numerosas ocasiones el tema de los mozalbetes que juegan reunidos a la afueras de la ciudad en pinturas que recuerdan los modelos de los niños pícaros que Murillo recreó a finales del siglo XVII.
Muy interesante en esta pintura es el estudio de los vestuarios que llevan los personajes y que reflejan la moda popular de mediados del siglo XIX en Sevilla en unos años próximos a 1855-1860, fechas en las que creemos que fue realizada esta escena. Así, en el apuesto vendedor de flores destaca un modesto pero digno vestuario que va desde el catite que cubre su cabeza, su camisa blanca, el chaleco gris, los ajustados pantalones rayados y los botos con los que se calza. Lógicamente el artista ha intentado que el vestuario de la muchacha sea más vistoso y llamativo y, en efecto, en ella destaca su blusa amarilla, el chal rojo y la falda rosa. Es de notar que el pelo lleva un adorno floral que realza aún más su amable belleza popular.
Uno de los detalles más felices de esta obra es el estudio de los distintos ramilletes de flores que llenan los canastos que lleva el vendedor. En estos detalles florales el artista revela una especial habilidad que supo aprovechar en la realización de lienzos en los que captó espléndidos floreros.
Enrique Valdivieso