Puerto de Algeciras
Ángel Cortellini Sánchez

Puerto de Algeciras

s.f.
  • Óleo sobre lienzo

    66 x 101 cm

    CTB.1993.18

  • © Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga

Este cuadro marinista pintado al óleo nos muestra el puerto de Algeciras. La composición nos enseña un cielo nublado, con un nubarrón en la parte superior (arriba a la derecha), al fondo la sierra de la Luna, que recorre todo el cuadro muy sutilmente de izquierda a derecha, con algunas escasas nieves en las cumbres, y una bruma pertinaz, pero no excesiva, envolviendo la escena.

La neblina cubre casi toda la ciudad de Algeciras. En el centro del cuadro destaca, al fondo, la torre de la iglesia Nuestra Señora de la Palma. Se distinguen, como escondidas, sus casas. La claridad es más visible cuando llegamos al puerto, pues todo está allí más definido.

Observamos una perspectiva con profundidad, que desde la lejanía nos aproxima lentamente a un primer plano, por delante del barco fondeado a la derecha. A la izquierda dos gaviotas vuelan al ras, reflejándose en el agua con ligeros trazos, para dejarnos ver claramente a continuación una boya de fondeo situada en primer término y algo a la izquierda del centro del cuadro.

Es una boya metálica, el artista ha dejado plasmado a la perfección todos los detalles de la misma. Se aprecia la herrumbre del metal y el arganeo nos muestra la argolla por la que tiene que pasar el cable de una embarcación probablemente de mediano porte. La boya nos muestra, por otro lado, los remaches metálicos propios de una pieza construida en cobre, con su pequeña pernería que, a golpe de martillo, dejó remachada el operario que la hizo. Distinguimos en ella, en su costado izquierdo, un golpe o abolladura en su parte baja, por encima de la línea de flotación. El reflejo de la boya ondula muy tímidamente y se disipa irregular al suave ritmo del mar.

Recorriendo el cuadro de izquierda a derecha podemos apreciar, en segundo término y fondeada de proa, una goleta de velacho de dos palos o mástiles que nos muestra su característico palo trinquete, con una única verga que porta una vela perfectamente aferrada a la misma; es apenas visible pero en ella se aprecian también los marchapiés y palanquines, las brazas y jarcias, con el clásico puente de mando elevado, delante del palo mayor.

Situado en el combés de la embarcación en los extremos del puente, a babor y estribor, también se aprecian las luces de situación, diversa motonería y pescantes. En el costado de babor, por la proa, vemos el casco pintado con los clásicos colores de la época, el rojo inglés en la obra viva (parte sumergida) y el negro en la obra muerta, con una pequeña franja blanca al final del casco, bordeando toda la tapa de regala.

De proa a popa se observa, en la proa hacia babor y en la parte superior del barco un escoben para las estachas. Podemos apreciar una chimenea alojada detrás del palo trinquete. Por el costado de estribor dos barcas faenan y, por el de babor, una chalupa se aproa hacia el casco, dejando una pequeña estela en el mar, al fondo de nuevo casas y un pequeño espejismo, seguidamente se aprecia un bergantín goleta, mayor que el anterior, está fondeado y lo vemos por su costado de babor.

El bergantín tiene dos palos y se caracteriza por ser «puro» y carecer, por lo tanto, de motor (no tiene chimenea). En el palo trinquete se observan tres vergas. La trinqueta con su vela aferrada, la de velacho bajo porta los clásicos tangones de las alas, pues no lleva rastreras en la verga trinqueta la vela de velacho alto. Se distingue mucho toda la maniobra firme, con su obencadura y tabla de jarcia, stays, el cangrejo del trinquete y toda la maniobra de labor en general. En el segundo palo, el de mesana, pues no hay mayor, observamos en el mastelero, arriba, un gallardete distintivo y desde el pico de la cangreja izado el pabellón de la bandera española; abajo, trincada al palo, la botavara. El casco va pintado de gris con una línea de flotación blanca y herrumbrosa, una tapa de regala igualmente blanca y descolorida. Del bauprés podríamos decir que se aprecian dos mocos laterales de babor y estribor, con el de caída, para mantener un firme guarnimiento. Vemos reflejada la estela de la embarcación en el agua, lógicamente algo difusa.

Más al fondo, y atracado al puerto, se distingue la mitad de un vapor de hélice desde el combés, donde se aloja la chimenea, hasta el alcázar de la popa redonda. A la derecha de la composición, unas embarcaciones de velas latinas, alguna barca y en el centro fondeado un falucho desaparejado, a cuya derecha se halla una balandra mixta atracada a puerto.

Acercándonos más al primer plano nos encontramos con el protagonista de la obra, se trata de un vapor de ruedas mixto fondeado, con dos palos, es una goleta de velacho que porta en el trinquete una sola verga y un pico de cangrejo, sin botavara, apreciándose en el de mesana el pico de la cangreja. El barco, que está muy detallado, se ve desde proa, por el costado de estribor, y se distingue perfectamente el puente de mando y la rueda del timón en crujía; por encima de las cajas donde se alojan las ruedas de palas, unos pescantes asoman por estribor dejando ver su maniobra. La obra viva va pintada de rojo inglés y la muerta de negro, la tapa de regala apenas deja ver su franja blanca muy oxidada en el bauprés, se faena con un foque que se pretende aferrar o quizás quitarlo. El trinquete arbola un gallardete distintivo, podría tratarse de un vapor correo, y por su costado de estribor hay un bote faenando.

Detrás del vapor observamos, por el costado de babor, una goleta mixta de vapor, distinguiéndose el alcázar de blanco, la chimenea y los dos palos pintados, como de costumbre, en un tono ocre.

Por último, a la derecha y al fondo, unas pequeñas embarcaciones de velas latinas, cerca del puerto, y casi en el extremo derecho, una grúa de carga.

La obra, pintada desde Isla Verde, es una bella composición con un gran colorido; una escena marina costumbrista, muy relajante.

Miguel Godoy Sánchez